En Navidad salen los
remordimientos de algunos padres por no poder suplir todos los deseos de sus
hijos, quienes piden y piden regalos motivados por la publicidad y la sociedad
de consumo.
Por
eso, Elena Roger Gamir, pedagoga y experta en educación, da un parte de
tranquilidad y expresa que los mejores regalos que se les pueden dar a los
hijos no son de orden material.
La
experta habla en un reporte realizado por el diario TeInteresa.es, de la realidad que se vive en ciertas familias
en las cuales los padres buscan compensar sus fallas educativas a través de
regalos, que muchas veces se sobrepasan en cantidad y en valor económico e
invita a los padres a “evitar que los sentimientos de culpabilidad (y no de
amor) le impulsen a comprar los regalos”. De ahí, la pertinencia de las
reflexiones que hace la especialista.
A
falta de tiempo, regalos
Elena
Roger Gamir comienza diciendo, “los niños no se pueden
sobornar: los regalos nunca suplirán la falta de tiempo o atención con tu hijo”,
y aconseja además no intentar deslumbrarlos “para
que olvide tus fallos”.
Según
Roger, “los olvidará temporalmente,
pero cuando pase la Navidad seguirá teniendo las mismas carencias”.
La Navidad “no es un tiempo
de remordimientos, ni de permisibilidad, ni de manipulación”,
dice la especialista quien forma parte del Gabinete Pedagógico SoloHijos.com.
La experiencia demuestra que los hijos cuanto más cosas tienen, más
egoístas y posesivos se vuelven. Por ello, Elena Roger afirma
que “si lo que pretendes es conseguir que tu hijo sea feliz,
no le des todo lo que pide”, antes hay que valorarlo, priorizarlo y
contrastarlo “con tus objetivos educativos”.
Complacer a los hijos en todo lo que se
pueda sin un criterio subyacente es “contribuir a que crezcan egoístas, que es
lo mismo que asegurarles la infelicidad”, afirma.
En
esta época de pedir deseos, la pedagoga sugiere a los padres que se pregunten “qué es lo que en realidad desearía tu hijo y por qué”.
La mayoría de los niños, especialmente
los de primaria y también los adolescentes, “preferirán pasar un tiempo íntimo con sus padres”,
añade.
Si el hijo no lo prefiere,
“o es que ya pasa mucho tiempo contigo y no necesita más (lo cual es genial), o
es que ya se ha acostumbrado a prescindir de ti (lo cual es muy triste)”,
aclara la educadora.
Los
regalos y la crisis
“Si no hay dinero para
comprar lo que pide, no hay dinero ¡y punto!”,
afirma contundente la experta y añade que acostumbrarles a pasar con lo que se
tiene “ya es el mejor regalo que les
podemos hacer”.
No se trata de que sufran la
crisis al mismo nivel que los padres “pero todos debemos abrocharnos el
cinturón cuando es necesario y aceptar con ilusión lo poco o mucho que se pueda
regalar”, aconseja. Jugar con el
hijo será el “mejor juguete que pueda tener ¡y es gratuito!”,
exclama Roger.
“Tu hijo no se traumatizará” si los
Reyes Magos, Santa Claus o el Niño Jesús, no le traen los regalos que esperaba
con tanta ilusión, “le molestará pero sobrevivirá”.
Según
ella, el hijo “es muy capaz de aceptar
las pequeñas (o grandes) desilusiones”, por lo que hay que aceptar sus
sentimientos “pero no te sientas mal por no ceder ante todo lo que le
ilusiona”.
Navidad no debe ser la excusa para
permitir a los hijos “lo que no les permitimos en otra fecha del año”,
afirma.
Por
último, Elena Roger cree que lo que los
hijos piden para Navidad “no siempre es lo que más les conviene” y aconseja por
ello regalar “sólo aquello que de alguna forma les haga mejor” porque ellos no
tienen criterio ni límites para pedir, “los límites y el criterio lo has de
poner tú”, aclara la experta.
Fuente: http://www.lafamilia.info/