Aprender a descansar


Descansar es un arte que requiere hábito. Es una pausa restauradora que debe ejercitarse en periodos preestablecidos y habituales de reposo del cuerpo y de la mente. Una mente sana es una mente descansada y en armonía.

En ocasiones se llega cansado al trabajo luego de un fin de semana de aparente inactividad. Es quizás porque se descansó el cuerpo pero no la mente.
El autor Herman Schwartz define el significado del descanso así:
“Sentirse descansado significa mirar con sosiego el trabajo, los deberes y obligaciones, las aspiraciones, las victorias y las derrotas de uno mismo. Significa enfrentarse con el día que empieza sin miedo y sintiéndose dueño de los problemas, antes que esclavo de éstos”.

Con el descanso no se pretende una salida absoluta para todos nuestros problemas. Por el contrario, su fin primordial es aprender a gobernar la tensión.

¿Por qué descansar?
Todos tenemos presiones externas que muchas veces son difíciles de afrontar. Esta lucha interna puede causar una rigidez nerviosa y muscular tan profunda, que muchas veces no nos damos cuenta de ello, provocando así un estado de irritabilidad constante en nuestro ser.
Es muy importante, por lo tanto, saber gobernar el cuerpo con el fin de hacerlo inmune a algunas de las cosas que nos provocan tensión. Algunos estímulos desagradables menores pueden ser controlados si aprendemos el valor del relajamiento. Estos periodos de sosiego mental nos dan fuerza reparadora y nos ayudan a descubrir la causa de lo que nos proporciona tensión.

Para tener en cuenta
El ejercicio consciente de la relajación es una buena manera de contrarrestar las presiones comunes de la Vida diaria. Para reducir el nivel de estrés y prepararse adecuadamente para el descanso, debe tenerse en cuenta lo siguiente:

Hábito: Haga del período de relajación un momento tan importante en el día como lo es comer, dormir o trabajar. Vuélvalo un hábito saludable.

Ambiente: En casa, resérvese un lugar de reposo y dele en su mente la categoría de sitio predilecto de sosiego y serenidad, en cuyo umbral usted abandona todas sus preocupaciones cotidianas. Cuide que sea un lugar tranquilo, con luz suave y que tenga un sofá cómodo o una cama.

Aire: Es esencial que el lugar de reposo esté bien ventilado, pero evitando el frío y las corrientes.

Color: Para favorecer el reposo absoluto, elija colores apaciguadores como matices suaves o pasteles del azul o el verde.

Música: Cierto tipo de música puede ayudar a vencer las dificultades que se presentan para sosegar el cuerpo y la mente. Para este fin es recomendable la música instrumental del agrado de cada uno. A pesar de que todo ruido exterior es perturbador, la música suave logra acallar los “ruidos” mentales internos ayudándonos al sosiego.

Posición del cuerpo: Tiéndase por completo en el sofá o cama. Elija la posición con la que se sienta más a gusto. El cuerpo humano pesa lo mismo si descansamos boca abajo, boca arriba o hacia un costado.

Posición de la cabeza: Si está tendido de espaldas, es necesario tener un cojín o almohada para tener la cabeza bien colocada, o de lo contrario no se eliminarán gran parte de la tensión de los músculos de la cabeza, el cuello y la frente.
Tenga en cuenta que el reposo excesivo reblandece la mente y el cuerpo. Por esto el tiempo máximo recomendable es de una hora, pero para algunas personas es suficiente hasta 20 minutos.
Fuente: http://www.lafamilia.info/