Por
favor no se asuste al leer este
título, no piense que estamos
promoviendo esas relaciones libres donde el compromiso es innecesario, sino más
bien nos referimos con el mismo a todas aquellas relaciones donde terceras
personas se involucran activamente tomando incluso decisiones relevantes que
competen exclusivamente a la pareja: nos referimos a
los suegros.
Hay
quienes se hacen estas preguntas ¿con
quién me casé?, ¿se casa uno con la pareja o con la familia de esa pareja?,
¿pueden los suegros decidir por mi?, ¿hasta dónde o hasta cuándo pueden
opinar?, ¿por qué tus padres se meten tanto en nuestra relación? ¿Cuánto tiempo
paso en casa de los padres o de los suegros? ¿Mejor escoja o tus padres o yo?
Si
en alguna ocasión estas ideas han pasado por su mente le invito que analicemos como podemos apuntar a una mejor convivencia familiar y
evitar así el desgaste en una relación.
En ocasiones estas frases surgen en
algunas relaciones de pareja, al punto de convertirse en causa de divorcio.
Pareciera que en este tipo de
relación no se discrimina el espacio de pareja del espacio familiar, los
límites no están claros y los roles no están establecidos de manera intencional
para cada uno de los miembros de la familia, de ahí que las situaciones de
crisis surgen y se vuelven cada vez más tensas.
¿Con quién se casa uno?
Si
bien es cierto la decisión de casarse implica el desear permanecer y unirse a
otra persona para compartir metas y sueños, la verdad es que se nos olvida que esa persona que elegí para tal
propósito viene en combo, es decir, esa persona trae un trasfondo no sólo
personal sino familiar que también tengo que aprender en la medida de lo
posible a aceptar y amar.
Las personas que más sufren en una relación son quienes creen que la
pareja es alguien que existe a partir del momento en que se conocen, por lo que
tratan de olvidar y en algunos casos desechar a sus amigos, sus experiencias
anteriores de pareja y hasta a su propia familia.
No
digo que sea ciento por ciento fácil conocer algunos detalles del pasado de la
pareja, pero tampoco podemos verlo como
algo imposible de lograr. Está claro que es esta
aceptación mutua la que propicia mejores beneficios a la relación.
Indudablemente
una relación de pareja funcional es aquella que
desarrolla su capacidad de aceptación y por ende de adaptación, comprendiendo
que la pareja es el resultado de una historia de vida personal y familiar y
esta historia viene adentro de cada quien.
¿Conoce usted la familia de origen de su pareja?
Conocer la familia de origen de la
pareja es crucial y relevante, pues es en este círculo primario de
socialización que aprendemos roles que asumiremos más adelante, así como
técnicas disciplinarias, estilos de amar e incluso las expectativas de género entre
otros puntos.
En nuestra cultura se
fomenta y se ha perpetuado un modelo de familia que socialmente es el más
aceptado,
(no así el más sano y conveniente), el cual utiliza la sobreprotección como un mecanismo para mantenerla
unida, dándole a los padres el control absoluto de la misma. Es aquí donde los hijos son simplemente una extensión de los padres.
Tienen que creer y vivir de acuerdo a lo que estos le impongan.
Cuando
se constituye una relación estos detalles no pueden pasar desapercibidos, pues si ambas partes crecieron en hogares
similares y bajo una dinámica de sobreprotección, es muy probable que terminen
sintiendo dicha dinámica como normal y hasta necesaria, cada quien controla al otro y
por supuesto la intervención o intromisión de los suegros no se percibirá como
amenaza.
El problema real surge
cuando al iniciar la convivencia con otra persona cuya familia de origen
funcionaba diferente, donde en lugar de sobreprotección se le enseño a los
hijos autonomía, la pareja comenzará a tener choques de roles que pondrá en
riesgo su proyecto de vida.
Visualice
por ejemplo a una mujer de 27 años, quien creció en un hogar donde los padres
tomaban esa actitud de sobreprotección, escogían sus amistades, le facilitaron
llave de la casa hasta su mayoría de edad, tomaban por ella sus propias
decisiones como lo son la elección de carrera, la edad para casarse, etc., por
supuesto que el día que esta mujer se
involucre en una relación de pareja es muy probable primeramente que le otorgue
a su novio o esposo el rol que asumían sus padres respecto a su vida, sumado al
hecho de que sus propios padres decidirán en esta etapa de su vida nuevamente
pues no ha existido el corte del cordón umbilical, lo que pondrá en crisis a la
otra persona si no está acostumbrado a esa dinámica.
Está claro que si su esposo creció en
una familia donde la autonomía, la individualidad y la identidad se construyó a
lo largo de su adolescencia, esta dinámica chocará con su propia filosofía de
vida.
Entendamos
que a la inversa sucede exactamente lo mismo, pueden ser los padres de él que tomen un rol protagonista en la
relación de pareja, siendo los efectos similares.
Lo sano es que lejos de prejuiciarnos con nuestros suegros la clave
está en conocer su contexto y origen y por supuesto los efectos de su dinámica
familiar en el resto de la familia.
¿Siempre son las suegras las malas de la película?
No
sé si usted se ha puesto a pensar desde cuando se empezó a hablar tan mal de
las suegras, chistes, historietas, sarcasmo y juicio hay contra ellas, pero esta tradición cultural a muchos les ha
prejuiciado en su trato a las mismas. Piénselo por un momento, verdad que pareciera que muchas veces esta
idea viene a nuestra mente y se antepone a la relación.
Un principio que es parte de las
relaciones interpersonales nos dice que usted y yo vamos a tratar a los demás
de acuerdo a como los percibimos, siendo así imagínese que problemático si esa
percepción está guiada por una serie de prejuicios o estereotipos culturalmente
trasmitidos, lo que lanza la necesidad de que usted revise y si es posible
elimine de su estructura cognitiva todo prejuicio, más cuando usted como mujer
tiene un 100% de probabilidad de convertirse en suegra en un futuro cercano.
Qué
tal si usted se asegura de que la opinión que tenga sobre sus suegros no esté
sesgada por un prejuicio que generalmente propicia la rivalidad y competencia
que termina afectando la familia.
En detalle algunos factores que influyen en la convivencia…
Una
vez entendidos que los prejuicios son
necesarios de eliminar analicemos algunos elementos que pueden influir en
la participación de los suegros en una relación:
1.
Carencias de los padres:
En
algunos matrimonios consolidados a través de los años se les ha impuesto a
los hijos de manera encubierta y sin mala intención algunos roles que permiten
mantener su propia relación, es decir, son los hijos y bajo el rol adoptado que
le dan soporte a sus padres para que continúen en y con esa relación, de ahí
que cuando el hijo o la hija ya no está en casa debido a que se casó, hay
padres que tratan de mantenerlos cerca para que esa relación no detone en un
divorcio, pues lo único que los une son los hijos no el amor ni mucho menos un
proyecto de vida en común.
2.
Posición ordinal:
Hay
familias que están experimentando por primera vez un matrimonio de los hijos,
por lo que al tratarse de una experiencia novedosa los padres no se han ubicado
en su nuevo rol por lo que es necesario remarcarlo. Si quien se casó es el o
la mayor de los hijos, es con él o ella que aprenderán a ubicar la línea de
influencia. A pesar de esto no podemos obviar el otro caso que se da y es
cuando más bien fue la o el menor de los hijos quien se casó, donde algunos
padres lo visualizan como el más débil de la familia (no significa que así sea)
y por tanto hay que ayudarle en cada una de sus cosas porque todavía a sus
treinta añitos no podrá asumir esta responsabilidad del matrimonio por sí mismo
(a)
Nuevamente se observa una dinámica familiar cargada de sobreprotección
tan peligrosa.
3.
Género:
Respecto
a este punto las mujeres en la mayoría de casos y por cultura generan más
dependencia de la familia de origen, más cuando las frases como “los hijos de
mi hijos no sé si serán, pero los hijos de mis hijas nietos serán” lleva a
muchos padres de familia a involucrarse más activamente en el desarrollo de la
nueva familia, más cuando hay nietos de por medio y ambos padres laboran.
4.
Rol de los padres:
Si
bien es cierto ya esto se mencionó, es uno de los factores que más interviene
en la variable que analizamos, de ahí la importancia de recalcarlo e
identificarlo. Hay hijos e hijas que una vez
casados le siguen otorgando a sus padres un rol que calzaba cuando convivía con
ellos, no ahora que mantiene su propia familia.
5.
Modelo de resolución de conflictos:
Ha
visto usted el caso de familias donde los y las hermanas al discutir requieren
la intervención de sus padres para poder llegar a acuerdos. Bueno es muy probable que una vez casados cuando
tengan una discusión con su pareja también requiera que sus propios padres
intervengan para llegar a una conciliación, lo cual termina añadiendo
combustible al sistema pues los padres tenderán a proteger a su hijo o hija en
la mayoría de casos.
Por favor trate de no tomar de consejeros a sus padres ni mucho les
hable mal de su pareja que tarde o temprano pasarán la factura. Un
conflicto de pareja involucra solo a dos, así que mantenga a terceros donde
exista una cercanía afectiva a distancia al mismo para que no afecte la
evolución del mismo.
¿Cómo entender la intervención de los suegros? Detalles a recordar.
Recuerde
que toda relación para que llegue a ser significativa y válida involucra las
relaciones vitales de cada uno de los miembros de la pareja.
El problema no es que los suegros intervengan, el
problema es que usted como pareja no tenga claro el hasta dónde y cómo puede
intervenir. Esta es una decisión de pareja y
no sólo de una de las partes, de ahí que el acuerdo es fundamental para evitar
malentendidos, eso sí tenga claro que para su pareja sus padres son importantes
y significativos.
Recuerde
que hay situaciones en las que los padres de alguno de los dos puede
intervenir.
Que en
algunos momentos alguno de los suegros intervenga no debe percibirse de mala
manera, siempre y cuando esa intervención no denigre o disminuya a una las
personas de la relación. Escuchar otras opiniones y consejos ayuda muchas veces
a encontrar la luz, pero si esos consejos dañan es mejor ignorarlos y por
supuesto recortarlos.
Recuerde
que hay una diferencia entre una intervención y una intromisión.
Cuando hay
una intervención la pareja previamente comunicó su deseo y expectativa de manera
mutua y clara, contrariamente a la intromisión que se da cuando sin previa
solicitud los suegros asumen un rol que no compete. Lo que realmente daña a una pareja es la intromisión y no
la intervención, sin embargo, en el fondo es la misma pareja la que ha
permitido ceder ese espacio a sus suegros.
Pero, entonces cómo convivir mejor entre seis, cinco, cuatro tres?
Realmente
si se puede convivir con los suegros
y ser feliz. No es cierto que la pareja más feliz de la historia haya
sido Adán y Eva por que no tenían suegros, creame que se puede pero primero hay
que intentarlo. Aquí le comparto algunas ideas que pueden ayudarle a usted a
lograrlo:
1. Si hay malestar, resentimiento o dolor
añejo por una situación no resuelta con sus suegros primeramente dese la
oportunidad de expresar y manifestar sus sentimientos y pensamientos, esto
permite liberar energía que le limita su capacidad de disfrute, ya que bajo un
estado emocional alterado las cosas tienden a complicarse.
2.
Evite el efecto telepatía, es decir, no
pretenda que los suegros sepan lo que usted piensa sin haber comunicado sus
expectativas y necesidades de espacio. Hable buscando el momento más oportuno,
así como el espacio preciso.
3.
Expresar reduce la repetición, aunque algunas veces no se resuelva. La resolución involucra a ambas partes,
por lo que si la otra parte no está dispuesta a ajustar o adaptarse la solución
es aún lejana. Lo importante es que si usted ya lo expresó la otra parte conoce
su posición.
4. No se prejuicie ni suponga, reaccione a
lo verdadero y busque la información que hace falta, ya que cuando una persona
parte de supuestos o caprichos termina dañándose a sí misma.
5. Nunca hable más de la cuenta, recuerde que son sus suegros
pero los padres de su pareja. Cuide los calificativos y opiniones que emite, ya
que las palabras mal dirigidas abren heridas.
6. Apunte a las actitudes y conductas no a
la persona. Si le disgusta algo de sus suegros trate de referirse a ellos en
términos de conducta no de persona, es decir, en lugar de expresar “es que su mamá es una necia”, es mejor decir
“cuando su madre opina sin que le solicitemos siento que invade mi espacio de
pareja”.
7.
Sea breve, no le de tantas vueltas ni escarbe en el pasado,
ya que se convertirá en una conversación innecesaria donde las facturas se sacan
pero no hay acuerdos claros. Una idea que ayuda es apoyarse en un guión donde
anote los puntos a discutir para no hablar más ni menos de lo necesario.
8. Nunca comprometa a su pareja si
realmente lo o la ama, pues poner a escoger entre dos personas que se aman y
son parte central de la vida nunca será una buena opción. No compita por el afecto,
compita por adaptarse.
9. Construya un modelo de relación de pareja y familia donde
se conozcan claramente los roles de cada quien en diferentes áreas de la
convivencia familiar, lo cual ayuda a aclarar los límites y espacios de pareja
y de familia. Este ejercicio evita las sorpresas y por supuesto las
intromisiones.
10. Busque un conciliador o bien un tercero en caso de que
sea imposible un acuerdo y usted haya intentado todo lo anterior.
Puede ser un psicólogo, terapeuta o un
consejero según usted lo prefiera, eso sí que este tercero sea alguien ajeno a
la familia.
Buenas suegras... si
guardan la distancia
Por María Isabel Molina V.
Las suegras no son tan malas
como las pintan. Todo depende de la forma cómo manejen su relación frente a la
pareja. Juegan un papel
positivo cuando saben posesionarse de su rol y negativo sí invaden la vida
familiar, afirma la sicóloga
Elizabeth Gutiérrez Flórez.
Sus relaciones serán buenas cuando son respetuosas de la relación de
pareja y en la constitución del núcleo familiar. También sí se dan cuenta que
la pareja se está equivocando y no se entrometen.
Elizabeth,
que también es suegra, indica que, "me considero una suegra
objetiva cuando mis hijas me llaman para pedir un consejo, en ese caso me
involucro sólo hasta ahí, sin invadir el terreno familiar",
dice.
La
"mala"
La
sicóloga señala que la mala suegra es aquella que se
mete en la relación de la pareja desde mucho antes de la constitución de la
estructura familiar. "Es la persona que, desde su inconsciente, no aprueba
la relación de su hijo o hija, ya sea porque no le gusta el futuro cónyuge o
porque se siente demasiado apegada a la relación y no ha podido hacer ese
desprendimiento".
Explica
que la suegra invade el terreno familiar cuando va en
contravía de la relación de pareja o critica la educación que dan a los nietos
o se inmiscuye en el aspecto laboral de sus yernos o nueras.
Un aspecto negativo es cuando los hijos
piensan que tienen la responsabilidad de seguir viviendo con sus mamás, porque,
dicen, ella no es capaz de vivir sola. "Cuando
la llevan a vivir con ellos es peligrosísimo porque no son capaces de mantener
una postura objetiva, sino que se vuelven subjetivos por el afecto que le
tienen", dice.
En
la consulta, explica la sicóloga, se ven muchas mujeres que se
quejan de la invasión del terreno familiar que hacen sus suegras. En cambio los
hombres se molestan porque sus esposas no se pueden separar de su hogar de
origen y continúan visitándolo con mucha frecuencia. "Son
los que le dicen a uno en la consulta: doctora, enséñele a ella que ya es
harina de otro costal, que ya salió de su casa".
No digo, afirma Elizabeth, que no se reúnan con sus familias, pero que
no se tomen estas visitas como una obligación, sino como algo agradable.
Otros
factores
Para
Luis Jairo Cardona, trabajador social y terapista de familia, es necesario
considerar que muchas veces se busca
encontrar en la pareja algo que tenga relación con lo que uno idealizó en los
padres. También puede ser por contraste, que se escoja a alguien que no sea
como los padres.
"En
ocasiones, dice, puede ser un desafío la
elección de pareja, como una rebeldía frente a los padres y se convierte en un
factor que determinará la relación con los futuros suegros".
Otro factor importante para
las parejas, afirma Luis Jairo, es definir unos límites frente a las
familias de origen, porque se ve que muchas familias continúan con dependencia
económica de sus padres o
no tienen la capacidad para resolver determinadas situaciones y constantemente
están llamando a los padres para que les ayuden, lo que puede generar una
rivalidad de unos hacia otros.
Además, cuando la madre se da cuenta de
que existen otras mujeres que pueden ser más atractivas para sus hijos, se puede
generar una rivalidad de las suegras hacia las nueras.
Por
eso lo más importante es cuando las suegras comprenden que
pueden desempeñar su función desde afuera, sin invadir el espacio de la pareja.