De igual manera que el cuerpo humano es el Hogar del Alma, el hombre crea también un Hogar para el cuerpo.
Deseamos vivir bien en nuestro cuerpo y también cómodamente en nuestra casa. Un cuerpo no sano no es ningún Hogar cómodo para el Alma, una casa incómoda es un problema para quienes la habitan.
Si el cuerpo constriñe al Alma, el Alma no se siente bien en él.
La casa debe servirnos, no debe controlar nuestra vida de modo que nos convirtamos en sus criados.
La casa y nuestra Vida deben arreglarse siguiendo modelos naturales básicos. Algunas casas mejoran nuestra energía, otras la absorben.
La casa en la cual vivimos debe contribuir a nuestra energía. Para ello, el aire y la luz son muy importantes.
Debe ser posible que el aire se mueva libremente y que la luz del sol entre a cada esquina de la casa. Los lugares sin luz o aire promueven enfermedades y paralizan nuestra vitalidad y nuestra Conciencia.
Como un hombre que no respira, un cuarto sin circulación está muerto.
En nombre de la civilización construimos casas como palomares, en las cuales hay un comedor y una sala, una cocina y un cuarto de baño. No hay suficiente aire ni luz.
En muchas oficinas y edificios públicos no se puede abrir las ventanas, o no hay luz solar alguna. Los cuartos cerrados nos adormecen y cansan poco a poco. Tenemos una arquitectura inadecuada que no permite que el cuerpo experimente la energía del Alma correctamente, y el Alma no puede trabajar a través del cuerpo.
Es mucho mejor vivir en una choza que en estas casas modernas.
Los cuartos de baño oscuros son peligrosos. No podemos tomar una ducha o un baño en un cuarto oscuro iluminado por luz eléctrica; esto no ayuda al cuerpo físico.
El cuarto de baño necesita una ventana a través de la cual puedan penetrar el aire y la luz.
Las ventanas son las aperturas por las cuales el prana, la energía vital, puede entrar en la casa.
No debe utilizarse una cocina sin ventanas, porque el alimento - un aspecto del prana – se cocina de manera diferente en una atmósfera donde no hay energía pránica.
Los que duermen en dormitorios que son oscuros durante el día, no tienen buena salud.
El dormitorio debe poder recibir la luz del sol durante el día y debe ventilarse a lo largo de todo el día. El viento pone en movimiento las energías congestionadas en el movimiento. La luz quema lo impuro.
El aire debe poder pasar de un lado a otro de la casa.
Por medio del uso de colores adecuados, podemos atraer muchas energías a la casa. Los colores brillantes - blanco, crema, azul claro, amarillo y naranja - dan vivacidad; el marrón, el gris y el verde oscuro devoran la vitalidad y se deben evitar, también el negro y el color rojo.
La vitalidad entra al cuerpo a través de dos centros principales: el centro sacro y el centro ubicado entre los hombros. Estos dos se deben exponer al sol y al aire durante las horas crepusculares, porque en ese momento podemos recibir del centro solar mucha fuerza vital y de conciencia, cuando las incorporamos concientemente.
No se recomienda exponer el cuerpo al sol a otras horas. El sol da Vida, pero también la absorbe.
En nuestro cuerpo tenemos una cocina, un cuarto de baño, un cuarto de meditación y estudio, y un dormitorio. La cocina es el plexo solar y el estómago, el cuarto de baño, los órganos excretorios. Los lugares de absorción y excreción deben estar separados. No es sano colocar la cocina cerca del cuarto de baño.
El dormitorio es el lugar de donde "despegamos" cada noche. Allí no debe haber ningún desorden. Si dejamos el dormitorio con energías confusas y no nos preparamos bien para el sueño, ello implica peligros.
Debemos dormir con un cuerpo puro, en una cama limpia bien preparada, y debemos dejar una luz encendida en el cuarto, de modo que proteja nuestro cuerpo durante el sueño.
El orden trae un efecto eléctrico y magnético. Debemos limpiar el piso a diario, al margen de que esté sucio o no.
Kumar