WhatsApp,
el sistema de mensajería instantánea, está imponiendo un nuevo modo de
interacción entre las personas; ahora prefieren “textear” que hablar. Incluso, también se ha convertido en el
método preferido para comunicarse con el cónyuge. Pero, ¿puede afectar
esto al matrimonio? ¿En qué sentido?
“Es
más barato, más rápido, más fácil, puedes comunicarte en todo momento”. Esto es
lo que piensa un número cada vez mayor de personas en todo el mundo, gracias al
uso extendido de los smartphones, los cuales sin lugar a dudas, están marcando
un cambio significativo liderado por las aplicaciones de mensajería o los
llamados `chats´. “Hace 20 años esperabas a que te llamaran a casa.
Hace
10 años esperabas a que te llamaran o te enviaran un SMS al móvil. Hace 5 años
esperabas a un email o un mensaje en el chat de Hotmail. Hoy esperas a un
WhatsApp.” Relata Jaime Hoyos en el portal LaInformacion.com
Pero como todo tiene sus
`pros´ y sus `contras´, esta no será la excepción. Analizaremos los beneficios
y también las desventajas de este cambio desatado por la tecnología.
Los
puntos a favor
Los
avances tecnológicos tienen su mérito y despiertan admiración. En este caso estamos
hablando de un sistema que traspasa fronteras. Sin pagar un sólo centavo,
brinda la posibilidad de establecer una conversación en tiempo real con
personas que si bien pueden estar a unos cuantos metros, también puede hacerlo
con individuos que se encuentran al otro lado del mundo.
En
el caso de relaciones cercanas, como por ejemplo la conyugal, el chat se ha convertido en el canal de
comunicación predilecto de muchas parejas, pues puede facilitar la interacción
mientras ambos cónyuges se encuentran es sus trabajos u ocupados en sus
quehaceres del día a día.
Según
Mireia Fernández, investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya y experta
en las implicaciones sociales de la telefonía móvil, “las parejas
usan los móviles, ya sean los SMS o la mensajería instantánea como WahtsApp,
para `decirse cariñitos´, para quedar y hasta para gestionar el día a día y
tomar decisiones menores, como por ejemplo comprar algo para la casa.
Las aplicaciones más
avanzadas permiten mandar fotografías al instante e incluso mensajes de voz, lo
que las convierte en el medio ideal para que las parejas estén en contacto
constante, sin necesidad de hablar delante de los demás, por lo que preservan
la intimidad.
Además,
como son gratis, pueden usarse continuamente".
Pero como toda nueva tecnología, el WhatsApp necesita ser bien operado
para evitar sobresaltos, pues las particularidades de este canal pueden causar
relaciones más frías, ansiedad, y paradójicamente “incomunicación” entre la
pareja.
¿Y
qué hay de los no tan favorables?
Una de las cuestiones que se
pueden convertir en un foco de conflicto, es el hecho de que el WhatsApp u
otros sistemas de comunicación instantánea, son eso mismo “instantánea”, lo que
implica que el usuario debe estar disponible todo el tiempo y debe responder
rápidamente los mensajes que le son enviados.
“No
importa si estás en el trabajo, haciendo deporte o en un funeral. No importa ni
siquiera si tu mensaje hizo doble ‘check’. La contestación ha de ser
instantánea. Si permites que esta dinámica se cuele en tu
relación de pareja, la polémica está servida.” Opina el
periodista citado, Jaime Hoyos.
En algunas personas esto puede causar ansiedad y algunas veces,
desconfianza o dudas, “¿por qué no contesta?” “¿en qué andará?...” “Uno tiene
que saber administrar su conectividad. De lo contrario WhatsApp puede vulnerar la privacidad”,
explica el psicólogo Pablo Viudes en el artículo ‘Cómo superar tu adicción a
WhatsApp’. “La disponibilidad de las
personas es la base de su autoafirmación. Si no puedes contestar, no puedes.”
Añade el especialista.
Los expertos aconsejan dialogar con la
pareja una vez se presenten situaciones que pueden causar malos entendidos y
así evitar conflictos. La frialdad es otro de los aspectos que más preocupan en
la virtualidad, y en el matrimonio puede ser aún más grave.
Los aparatos tecnológicos
deben ser herramientas de apoyo, pero nunca podrán reemplazar una cita con el
cónyuge, una palabra de cariño, o un abrazo. Hay que saber darle a cada cosa su
uso adecuado y de esta manera nadie saldrá perjudicado.
Al
mismo tiempo, se sugiere no usar este canal de comunicación de
forma exclusiva para interactuar con el cónyuge, habrá que combinarlo con el
tradicional y jamás obsoleto, contacto físico.
Dedicar un tiempo semanal para compartir con el cónyuge es fundamental.
Debe ser un momento de intimidad para disfrutar de la compañía del otro y poder
hablar de tantas cosas que la carrera de la vida diaria, las termina opacando.
En realidad el problema no es WhatsApp ni el smartphone, sino el mal
uso que se hace de estos. Si bien puede ser una maravillosa herramienta,
también puede ser un obstáculo para la relación conyugal.
Fuente: http://www.lafamilia.info/