Es
natural que la llegada de los hijos, especialmente el primero, marque cambios
en la relación de pareja. De allí la importancia de tener una preparación para este grandioso
acontecimiento.
Cuando no hay hijos, la pareja vive el
uno para el otro, todo gira alrededor de ese amor conyugal. Con la llegada del bebé cambia todo, pero no para mal, solo que ahora
hay nuevos retos.
Los esposos deberán trabajar en el manejo del tiempo, en el fortalecimiento
del amor conyugal, en
la administración del dinero y sobretodo deben buscar ser la fortaleza del otro en los momentos
difíciles (una mala noche, la enfermedad del bebé, problemas en el trabajo…).
En esta nueva etapa del
matrimonio debe haber grandes niveles de comprensión, sacrificio y mucha dosis
de amor.
Esos
nueve meses de espera antes de que llegue el nuevo miembro de familia, deben
ser también un periodo de reflexión entre esposo y esposa para no dejarse
sorprender por todos esos cambios en su vida conyugal y establecer reglas
claras en su relación para no dejar deteriorar la vida matrimonial.
Situaciones
y soluciones
¿Cuáles
son las situaciones típicas que crean problemas en la relación conyugal cuando
llega el primer hijo? He aquí las más importantes y cómo se pueden solucionar o
prevenir:
“Ella
ya no tiene tiempo para mí. Solo se ocupa del bebé”:
Este sentimiento de abandono por parte
de los hombres, es bastante común cuando llega el primer hijo.
La mujer
ha sufrido un cambio extremo en su cuerpo y en su mente al ser madre por primera
vez y necesita tiempo para acoplarse a su nueva situación de mamá.
Por
su parte, el bebé necesita atención constante de los padres; sin embargo, la mujer
por ser la que provee el alimento del bebé, por lo general pasa más tiempo con
él que papá.
Para
considerar: Para evitar que el bebé se gane toda la
atención, sin dejar espacios de comunicación entre la pareja, es importante establecer y respetar un
tiempo en el día o en la noche en el que el matrimonio estará solo para
‘mimarse’ y retomar su relación conyugal.
“A
mí me toca todo el trabajo con el bebé. El llega del trabajo cansado y no tiene
ánimos de ayudar”:
Esta
es otra situación típica que provoca un gran estrés en la relación conyugal.
Antes de la llegada del bebé, el tiempo en pareja era relajado y cada uno
gozaba de toda la atención del otro. Ahora,
el esposo llega y ella lo recibe exhausta, puede que no haya sonrisas, sino
lamentos y reproches.
Para
considerar: Antes de que nazca el bebé, pongan en
claro las reglas. Frases que no serán bien recibidas, no se deben decir.
El
esposo puede sugerir tomar cuidado del bebé por un buen rato después del
trabajo para que la mamá pueda dedicarse un tiempo a sí misma. En
cuanto a las noches, si es cierto que a la madre lactante es quien debe
despertarse, los fines de semana el papá puede ser quien madrugue para ocuparse
del bebé, dándole a mamá un tiempo para recuperar las horas de sueño pérdidas.
“Ya
nuestra relación no es la misma de antes pues el bebé es el rey del Hogar”:
Esta situación se presenta
cuando ambos cónyuges vuelcan toda su atención en el nuevo miembro del hogar y
se olvidan por completo de que tienen una relación matrimonial que cuidar y que
alimentar.
Para
considerar: Atención a los pequeños detalles que
alimentan el amor de pareja. Ante la llegada del bebé, ambos cónyuges
deben estar más atentos que nunca a cultivar su relación con gestos de cariño
que demuestren que aunque las cosas han cambiado, el amor sigue intacto.
Por esto, debe haber muchos ‘piropos’ y frases que sean bien recibidas por
el otro como “debes estar exhausta, ¿qué puedo hacer para ayudar?”.
Las
llamadas telefónicas desde la oficina para expresar un “te amo” siempre serán
bienvenidas.
Tan
pronto como puedan confiar el cuidado del bebé a una tercera persona, establezcan
un día a la semana para salir de casa solos a divertirse.
“Mi
suegra se mantiene en casa diciéndonos cómo debemos criar al bebé”:
Con
motivo del nacimiento del primer hijo pueden
darse intromisiones de la familia de origen: si la joven pareja había conseguido
ya un cierto grado de independencia, algunos la pierden porque los abuelos
pueden meterse más de la cuenta en sus vidas apelando a su experiencia en la
crianza del bebé.
Para
considerar: Si alguno de los padres de la pareja se está
entrometiendo más de la cuenta, es
importante comunicarlo al otro cónyuge y juntos buscar la mejor forma de
mejorar esta situación, sin crear asperezas.
Los hijos son una bendición, son el
fruto del amor de los cónyuges, por lo tanto no se debe mirar a los hijos como
un impedimento, todo lo contrario, los hijos fortalecen ese amor, son el motor
que impulsa a los esposos a amarse, a luchar juntos en su un proyecto de vida.
Fuente: http://www.lafamilia.info/
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