El
consumo de bebidas energéticas y sus sucedáneos se hace cada vez más común
entre los jóvenes. No existe
regulación alguna para su venta a pesar de que el abuso de ellas puede producir
trastornos en la salud.
Debido a las leyes de protección a los
menores de edad, los jóvenes están buscando alternativas para estimularse a la
hora de salir en la noche. Una de estas opciones son las bebidas energéticas y
sus derivados, que proliferan día a día y que también son usados para pasar de
largo las noches estudiando.
A
raíz de este nuevo mercado de compradores, hoy
se pueden ver sucedáneos de las bebidas como chicles, polvos que se mezclan con
agua, shots energéticos e incluso versiones light de las gaseosas.
Sin
embargo, es importante aclarar que estas bebidas no serían
energéticas, sino que bebidas euforizantes o estimulantes. Al
respecto, los especialistas coinciden en que es el abuso y
consumo excesivo el que podría provocar problemas en el organismo, pero no su
consumo aislado, ya que el contenido de cafeína de una lata de 250 ml. corresponde
tan sólo a 80 miligramos, que es lo mismo que una taza de café de cafetera de
filtro
Ello
está lejos del mito popular que dice que una lata es más que cuatro tazas de
café expreso. Según Héctor López,
cardiólogo de la Clínica Santa María, sobre un consumo de 400 mg. empiezan a
aparecer los efectos colaterales.
El
mito del esfuerzo físico
El
doctor Jordi Sapena de la Universidad Central de Barcelona del Centro Médico Teknon
-fundación que ha realizado estudios científicos- ha señalado en distintas
publicaciones, que hay que distinguir entre las
bebidas energéticas que proporcionan energía, agua y sales minerales que se
consumen durante el esfuerzo físico, y las bebidas estimulantes o euforizantes
mal llamadas “energéticas” que contienen sustancias psicoestimulantes.
Éstas disminuyen la
sensación y la percepción de fatiga física y mental por parte de quien las
toma, pero el esfuerzo físico que se hace es el mismo. Entonces, al disminuir la percepción de
cansancio, se puede someter al organismo a esfuerzos superiores a los que
tolera cada individuo.
Es
por esto que no se debe confundir las
bebidas estimulantes con las bebidas energizantes para los deportistas. Para
estas actividades las más indicadas son las isotónicas. Su función es mejorar
la absorción de agua y suplementar las pérdidas de sales minerales y azúcares
que se producen durante el ejercicio físico.
En
Chile, las marcas de bebidas energéticas auspician campeonatos de deportes extremos
para que se las asocie con actividades físicas como son los rallys, torneos de
snowboard, skate, surf y otros eventos.
Entre los efectos secundarios más
habituales del abuso de las “energizantes” se encuentran: aumento de la presión
sanguínea, mareos, incoordinación motora y la sensación de ansiedad e inquietud.
A estos efectos se añade la fatiga intensa tanto física como psíquica que
aparece una vez pasado el efecto estimulante de la bebida. “Puede producir
aumento de taquicardias en personas con riesgos al corazón, incluso arritmias,
insomnio y temblor muscular si las cantidades son importantes”, agrega
el doctor López.
El
cardiólogo añade que la recomendación
a nivel mundial de la cafeína es que no la tomen los niños y los adolescentes
si es que la consumen, que sea en cantidades mínimas. “La cafeína es un alcaloide y en su exceso puede
producir dos fenómenos: adicción, ya que si no se toma, los individuos se
sienten inquietos, y también puede producir dependencia, que significa que la
persona necesita cada vez más cantidad para no tener la sensación que se
produce cuando se deja de tomar”, explica.
Efectos
colaterales de una mezcla dañina
Para los jóvenes se está haciendo
habitual mezclar bebidas “energéticas” con alcohol y el efecto que se produce
al abusar de estas mezclas es altamente nocivo.
Lo estimulante de la cafeína neutraliza
temporalmente los resultados depresores del alcohol, lo que produce una
disminución de la sensación de embriaguez y lleva muchas veces a consumir
cantidades de alcohol superiores a las que el organismo está preparado para
asumir y metabolizar en condiciones normales.
“El individuo que abusa de
la ingesta de los combinados de alcohol y bebidas estimulantes puede no ser
consciente de su estado etílico y, por ello, creerse apto para realizar tareas
para los que no está preparado, como la conducción de vehículos, el manejo de
maquinarias o actividades de riesgo.
El alcohol también potencia la acción
diurética de la cafeína, habiéndose reportado casos de deshidratación intensa
con estos combinados”, dice el doctor Jordi Sapena.
Héctor
López agrega que cuando se juntan estas
dos sustancias en exceso, se suman los efectos colaterales del alcohol con la
cafeína, lo que genera que haya mayores posibilidades de tener taquicardias,
además se puede producir gastritis o inflamación del estómago.
La última alarma sobre este tema la dio
la Food and Drug Administration (FDA) en Estados Unidos, quien alertó a cuatro
compañías y les exigió retirar del mercado sus bebidas energizantes, por considerarlas
un problema de seguridad pública.
Las marcas vedadas incluían alcohol en
su preparación, o sea un depresor y un potente estimulante, que puede provocar
lo que se denomina como el estado de wide-awake drunk o un estado de borrachera
despierta. Las
marcas aludidas fueron: Core High Gravity HG, Lemon Lime Core Spiked, Moonshot,
Four Loko y Joose and Max.
Para
decidir prohibir las bebidas con cafeína y alcohol, la FDA revisó literatura
científica para ver los efectos de las sustancias juntas, consultaron a
expertos y realizaron análisis de laboratorios.
Un estudio publicado en la
revista “Addictive Behaviors” demostró que las personas que bebían alcohol
mezclado con bebidas energéticas eran tres veces más propensos a abandonar un
bar altamente intoxicados y tenían cuatro veces más probabilidades de tratar de
manejar, que los clientes de bares que bebían sin cafeína.
Otro
estudio publicado en la revista “Alcoholism: Clinical & Experimental
Research” dice que el alto consumo de
bebidas energéticas se asoció con la dependencia del alcohol y su consumo
excesivo.
Chicles
energéticos
Hace
unos meses se reportó en Italia un caso grave de alteración física en un adolescente
causada por “chicles energéticos”. El joven entró en el servicio de urgencias
de un hospital muy agitado y agresivo y aseguró que no había ingerido drogas,
pero sentía malestar abdominal, dolor al orinar y picor en las piernas. Los médicos que examinaron al joven
encontraron elevada presión arterial, agitación en el ritmo respiratorio y un
excesivo ritmo cardiaco.
La
madre del joven descubrió dos paquetes vacíos de “chicles energéticos” en su mochila
e informó de la situación al hospital. El joven reconoció que se había comido todos
los chicles en apenas cuatro horas. En
total consumió 320 mg. de cafeína, que es el equivalente a cuatro tazas de
café. Algunos días más tardes, este joven presentó un ritmo cardiaco bajo,
síntomas de somnolencia y se desenvolvía con reflejos retardados. Casi una
semana después, el joven ya se encontraba completamente recuperado.
Hace
poco tiempo aparecieron en Chile estas gomas de mascar que son de absorción
sublingual, lo que permite una absorción más rápida de la cafeína en el
organismo. Cada chicle equivale a dos latas energizantes.
El último que apareció se llama “L.A. Fuel”, importado desde la República
Checa. El envase contiene 7 unidades sin azúcar y con sabor a menta. Un paquete de estos chicles equivale a consumir 14
bebidas energéticas.
Fuente: http://www.lafamilia.info/