El especialista en
educación Montessori, Steve Hughes, asegura que la excesiva
preocupación de los padres por no dañar la autoestima de sus hijos se está
transformando en algo nocivo, ya que la sociedad se ve invadida por una
juventud narcisista.
Una de las mayores
preocupaciones del doctor Hughes, neuropsicólogo pediátrico de la Universidad
de Minessota (EE.UU.), es que los padres
están poniendo un énfasis desmedido en el bienestar psicológico de sus niños y
muestran una exagerada preocupación en la inteligencia emocional, dejando de
lado aspectos básicos en la educación como la autoridad.
“Los padres tienen hoy un concepto errado de lo que
significa la autoestima de sus hijos, lo que tiene consecuencias negativas en
el desarrollo de ellos”, dice el especialista. La Fundación HacerFamilia lo
entrevistó tras su visita a Chile y estas fueron sus apreciaciones.
- El sentido común dice que fomentar la autoestima en los
niños es algo muy positivo. ¿Por qué habla usted de una autoestima mal
entendida?
Los profesores y otros
profesionales alegan que hoy los niños obedecen poco, que tienen más problemas
de comportamiento que antes, que la gente joven es más ruda y problemática, que
están demasiado conscientes de sus derechos a los que le dan un extraño
sentido. Además, hay más índices de
depresión y ansiedad.
- ¿Y qué tiene que ver esto con el concepto de autoestima?
Profesionales como el
sociólogo de Harvard, Niel Smesler, han predicado maravillas acerca de este
concepto. El sociólogo ha dicho: “Muchos,
sino todos los mayores problemas de la sociedad, tienen raíces en la poca
autoestima de las personas que la conforman”. Se ha concluido entonces que la baja autoestima es la responsable del
embarazo adolescente, del bullying, del fracaso académico, del abuso de drogas
y alcohol, de la delincuencia y de cuanta actitud mala vemos hoy.
- ¿Y no lo es?
Es que se ha desatado una verdadera epidemia de autoestima
y se ha manoseado este concepto. Hoy se pueden encontrar libros que dicen cosas
como: “Las 10 actitudes que amo de mí”,
“Las cosas que me hacen especial” y “Puedo hacer todo lo que me proponga”. La gente piensa que no se puede decir NO a
un niño, y que criticarlo o corregirlo es malo para su autoestima. Los papás ya
ni se atreven a retar a sus hijos o a alzarles la voz.
Hasta ahora se ha
pensado que existe una “correlación” entre la autoestima y el buen rendimiento
escolar, sin embargo, los esfuerzos que
se han hecho para potenciar la autoestima de los estudiantes no ha demostrado
ningún mejoramiento académico, y lo que es peor, se han producido efectos
contraproducentes.
- ¿A qué se refiere con esos efectos contraproducentes?
Entre 1982 y 2006 se
encuestó a 16.474 estudiantes universitarios sobre el tema del narcisismo.
Algunas de las respuestas más comunes fueron: “Si dominara el mundo éste sería un lugar mejor”, “creo que soy una
persona muy especial”, “puedo vivir mi vida de la manera que quiera”. En la
medida que pasan los años tenemos muchos más niños y jóvenes narcisistas, lo
que se convierte en un problema muy grave.
- ¿Cuáles son las características de esta juventud
narcisista?
Los narcisistas no tienen empatía y actúan
agresivamente frente a la crítica, favorecen lo personal y no les interesa
ayudar a los demás, se preocupan sólo de ellos mismos, son más propensos a
cortar relaciones románticas y a ser infieles. No tienen calidez emocional, son
más deshonestos y muestran conductas violentas cuando alguien los trata de
controlar.
- ¿Cómo deberían actuar los padres frente a sus hijos?
Los padres son hoy demasiado permisivos, porque temen
dañar la autoestima de sus hijos. Por eso hablo de autoestima mal entendida.
Ellos permiten que sus hijos lleven la agenda, los dejan hacer lo que ellos
quieran, por ejemplo: estar despiertos hasta las 11 de la noche o tomar helado
al desayuno. Son cariñosos, pero no ponen reglas y cuando los niños violan las
normas sociales, nadie los enfrenta.
Es importante entonces
que los padres empiecen a demostrar
autoridad sin miedo de dañar la “autoestima de los niños”, porque lo único que
están creando son niños sin autocontrol, inmaduros e irresponsables que cuando
adultos, no son capaces de cumplir sus metas. Incluso algunos llegan a abusar
de las drogas y el alcohol.
- ¿Se trata de una vuelta atrás a los padres autoritarios?
No, los padres deben tener autoridad, que no es lo mismo
que ser autoritario. Pueden ser estrictos y poner reglas, pero también deben
estar abiertos a discutirlas y a razonar con sus hijos dentro de ciertos
límites. Los padres con autoridad les dan a sus hijos libertades. Son amorosos,
afectuosos y comunicativamente abiertos. Los hijos, a su vez, responden bien,
logran motivarse para conseguir sus objetivos, tienen más autocontrol, tienden
a ser más populares, competentes y poseen un alto nivel de responsabilidad
social.
Para que el cerebro funcione mejor, hay que realizar
actividades en las que los niños se pongan manos a la obra. No hay que
resolverles los problemas, sino dejar que ellos averigüen cómo resolverlos.
- ¿Qué cualidades se debe resaltar en los hijos para que
triunfen en la vida?
Los padres deben
fomentarles la independencia y la eficacia. Ayudarlos a que sean buenos
haciendo cosas, que sean capaces de dirigir sus energías, tener iniciativa y
decirles que sean realistas con lo que necesitan para llegar a sus objetivos.
También hay que
enfocarse en la socialización. No hay que criar a los hijos para que sean
felices, sino para que sean amables. Los niños con una buena socialización son
felices.
- ¿Qué debiera decirle todo padre a sus hijos?
El ideal es transmitir cuatro ideas básicas: que la falta
de habilidad innata no importa, que el talento tiene poco o nada que ver con el
éxito, que el cerebro es un músculo que puede aumentar la inteligencia
ejercitándolo y que un buen desempeño es siempre el resultado de un gran
esfuerzo.
*El doctor Steve Hughes es
experto en los procesos que utiliza el cerebro para aprender, y descubrió que
el método Montessori utiliza los mismos mecanismos. En sus más recientes
investigaciones identifica los ambientes sociales y emocionales que ayudan a
mejorar el desarrollo del cerebro de los niños.