Confundir los papeles en la Familia

Si comparamos a la Familia con una orquesta, cada miembro debe saber qué instrumento ha de tocar para que el conjunto sea armonioso.

Cada Familia tiene una estructura específica. Esta estructura puede ser sólida y sabia, un sostén para todos sus miembros, pero también puede ser confusa y enferma. Depende de qué lugar ocupa cada uno y de si todos son aceptados y queridos de acuerdo con su edad, carácter y habilidades.

Cada uno, su propio lugar
Hay estructuras diáfanas como el cristal. Los grupos generacionales son fácilmente identificables, se reconoce a primera vista quién pertenece a qué generación, quién encabeza la jerarquía Familiar y quién desempeña un papel un poco marginal.

En las estructuras confusas, en cambio, la relación entre las personas está enredada como un ovillo de lana. Falta una organización clara, los grupos generacionales fluctúan y los papeles se intercambian.

Niños cuidan de sus padres, adolescentes asumen responsabilidades propias de adultos o son dependientes como niños, padres se muestran indefensos..., todo el orden está alterado.

Sin una estructura clara, la Familia se tambalea. Nadie sabe a ciencia cierta cuáles son sus competencias ni qué papel le está asignado. Por ello, cada Familia necesita unas reglas que deben ser respetadas por todos.