Comienza una etapa de cambios en la que madre e hija deben hablar mucho; y puede ser muy conveniente una consulta ginecológica que responda las inquietudes que las nenas pueden tener sobre su propio cuerpo y los procesos que irán llegando.
Los médicos recalcan que la edad de la menarca es muy variable, pero en general las adolescentes siguen el patrón de sus madres, que servirá de guía. Si pasados par de años se sienten aún trastornos, dolores o hemorragias muy intensas, que pueden provocar anemia, es mejor consultar.
Y así, se fue la infancia. Algunas culturas la despiden con rituales; las niñas son aisladas, instruidas por sus madrinas y luego son presentadas en fiestas como nuevas mujeres y por qué no, posibles esposas.
Por aquí, con cambios y rebeldías, las vemos crecer. Se anuncia la adolescencia y le damos la bienvenida.